Yo
te miraba desde lejos, a veces desde media cuadra , a veces desde metros- ibas siempre tan elegante, con tu traje impecable y tu perfume inconfundible. Siempre apurado, parecías cargar los problemas del mundo en ese
maletín negro y brillante.. Me gustaba esperarte pasar por las mañanas…yo disimulaba en casa que tenía que regar las macetas del frente para contemplarte.
Sabía por comentarios del barrio que eras un triunfador , tus padres
habían podido costearte una carrera
universitaria y tenías ahora un importante trabajo.
Por la tarde , después de almorzar salía a caminar y pasaba por el frente de tu imponente casa. Tu hermana era una linda mujercita casi siempre tomando el sol, con un vaso de alguna infusión y bronceándose para quedar aún más bella.
Yo luego
regresaba a mi humilde hogar, en el que vivía con mi madre y dos pequeños hermanitos. Casi siempre la misma comida, la situación no daba para más, mi mamá
lavaba y planchaba ropa para los vecinos y ello le permitía ganar algunos pesos para las compras más elementales . Yo colaboraba
después de la
escuela secundaria, vendiendo tomates y lechuga de la huerta.
La economía familiar era muy ajustada, creía que nunca
llegaría el día en que pudiera
comprarme algún lindo vestido o zapatos de moda. Nunca alcanzaba.
Por las
noches yo me dedicaba a pensar cómo hacer para no sufrir tantas privaciones…irme a otra
ciudad con mis jóvenes diecisiete años? Dejar
a mi madre sola con mis hermanos?
Mi corazón no me lo permitía.
Fue una
mañana de esas
que consecutivamente salía
para contemplarte cuando por el apuro me resbalé con tan
mala suerte que me deslicé hacia el cordón de la vereda.
Vos te detuviste y me ayudaste a levantarme. Mi corazón
palpitaba a mil …empalidecí y luego enrojecí …me dijiste –estás bien?
mientras clavabas tus ojos en
los míos…-sí contesté gracias. Vi que te turbabas,
acomodaste tu corbata y seguiste tu camino. Te seguí mirando y pude observar que girabas varias veces tu cabeza para observarme.
Al día siguiente , detuviste tu marcha, me dijiste
bellas palabras ,tomaste mi mano y me regalaste un anillo.
Yo no entendía nada, entré a mi casa con emoción profunda ... barrí y
lavé pisos como nunca.
Sentí vergüenza tener que asomarme la mañana posterior
pero lo hice, volviste a
acercarte y expresaste –“ jamás vi ojos
tan transparentes como los tuyos”...”creo me has enamorado”
Yo tapaba con
mis manos los agujeros
de
mi blusa gastada pero
parecía que a
vos no te importaba. Después quisiste entrar a mi casa y conocer
mi humilde hogar ,
decías que era el lugar
dónde te sentías más feliz, estabas cansado de una ida apurada y vacía de amor……. Yo contesté “ lo tienes todo ” y me respondiste “de nada
sirven las cosas materiales cuando
no se está bien del corazón y el
alma.” Me apretaste contra tu pecho
y ambos sentimos
.algo tan maravilloso
imposible de explicar.
Empezaste a ayudar a mi madre y
mis hermanos. Nos sentíamos
apoyados por alguien tan generoso ..pero
yo especialmente me sentía
extasiada, fascinada,
enamorada y agradecida de saber
que tú tan intocable, tan distante ,habías reparado en mi persona…. . Nuestro amor fue creciendo día a día y nos
hizo comprender que habíamos descubierto el sentido de nuestras vidas… lo divino del sentimiento y la irrelevancia de lo material que siempre es temporal y no siempre es sinónimo de felicidad....